Saturday, August 26, 2006

Ahórrese una pubertad

posteado en validamos cualquier comportamiento.

No fue uno, sino varios los dueños de casa que vieron –sentados en el sillón de su casa, tratando de distinguir de entre el barullo adolescente de su alrededor, la voz del presentador de noticias- en la prolongada abducción de esa pequeña austriaca un nuevo e inexplorado nicho comercial:

El outsourcing de la pubertad.

Este nuevo y revolucionario servicio ofrece ventajas insospechadas. De partida, ahorra el desagrado del espectáculo cotidiano de un rostro surcado de espinillas; la tozudez propia de la edad del pavo; una que otra conversación incómoda sobre temas triple X; las divisiones freudianas en el seno familiar e incluso quizá, abultadas cuentas telefónicas. Vd. puede llegar a tener todos los beneficios de lo que significa tener un hijo –continuación del apellido, atención en los años seniles, algo de trascendencia incluso- sin tener que cargar con los costos asociados. Se evita Vd. así motivos de amargura, y no corre el riesgo de provocar las divisiones familiares que alguien aún enemistado de la razón y el sosiego pueda causar. Su felicidad y la de su familia.

La efectividad, por cierto, está 100% garantizada. ¿Sabe cuál fueron las primeras palabras que esta pequeña le dirigió a su padre, luego de la extensa pasantía?: “papá te amo” (el equivalente en austriaco... se entiende).

Además, al momento de contratar el servicio tiene – si es cierto lo que dicen de ese síndrome que un dj de apellido Méndez proclamaba- la nada despreciable oportunidad de elegir al yerno. Llame antes de que lo agoten!!

Monday, June 26, 2006

De los Abrazadores


Querido desorden, ¿cómo decirle a un amigo ( hombre realmente encantador, cariñoso, abrazador, apasionado, etc) al que quieres mucho, que no estás interesada sentimetalmente, sin herir sus sentimientos? Si ya lo has dicho directamente, si a pesar de los deslices eventuales, has manifestado tu amor por otro, si has expresado tu aberración frente al mismo tipo de bajeza y comportamiento como el ser rechazada, ¿qué hacer?, ¿de qué manera hacerle entender sin hacer daño? ¿O acaso es cierto que entre hombres y mujeres no existe la amistad?

Queridísima, bienintencionada y atribulada cibernauta,
Hemos de ser enfáticos, en primer lugar, en que lo suyo, más que una validación propiamente tal, es un llamado de auxilio y una solicitud expresa de consejo. Haciéndonos cargo de esto, diremos que las relaciones humanas son esencialmente relaciones de poder, en donde una de las partes pretende dominio sobre la otra, de manera que se trata de soluciones verticales y no horizontales, donde el abrazador pretende por una parte imponer sus términos relacionales y usted, por la otra, los suyos. Así, el juego en el que ambos están involucrados es uno válido de antemano y propio de sociedades deseables, donde las obligaciones provienen ya del concurso de la voluntad, ya de un momento en el que ésta se enajena a la autoridad para que sea ella la que decida respecto de ciertas cosas, como la protección o el castigo. Es en este sentido en el que las relaciones amorosas, como cualquiera otra relación, se presentan como el resultado del libre intercambio de sensaciones, sentimientos y deseos. Si a esto usted agrega el hecho de que las especies (consciente o inconscientemente) tienden a su conservación por los medios que naturalmente consideren, (lo que importa decir que su amigo, siendo apto para la conservación, va a poder hacerlo), no sería usted su única chance proyectual. Con todos estos antecedentes, el Desorden piensa que la forma que usted decida de hacerle saber a su querendón amigo cuáles son en realidad sus posibilidades -nulas- está ya validada.
En otro (des)orden de cosas y respecto a la posible existencia de amistad entre hombres y mujeres nos parece que sería discriminatorio afirmar su imposibilidad, sobre todo y desde que el óbice que existiría para su concreción sería la eventualidad sexual. El Desorden se indefinió a sí mismo, consciente de que al hacerlo, garantizaría la inclusión de todos quienes quisieran estar dentro de su lista del chat y que todos ellos serían adjetivizados como amigos, de manera que negar tal posibilidad a priori reduce injustificada y arbitrariamente la amistad potencial.

Friday, June 16, 2006

Le Solicitamos

EL feed-back (nueva versión del "me dijo un pajarito por ahí") ha demostrado que ustedes, queridos regalones, gustan de la sección Validamos su Comportamiento. La confianza que asimismo tenemos depositada en sus (des)habilidades morales, hace imperiosa la necesidad de contar con el agudo análisis crítico que vuestras mercedes suelen hacer respecto de aquellas situaciones y acciones (u omisiones) que en la vida ordinaria ocurren. Es así como recurrimos a sus vivencia más íntimas para que, en el más protector de los anonimatos, el Desorden valide, una vez más, su comportamiento.

Saturday, June 10, 2006




Estimado desorden:
Les escribo por un asunto que me ha rondado la cabeza durante las últimas semanas. El caso es básicamente el siguiente. No tengo novio, por lo que eventualmente suelo aceptar invitaciones a salir de tipos varios. Cuando el tipo en cuestión me parece guapo e interesante, y luego de un par de copetes, el desenlace lógico parece darse algún besito loco, o un poquito más, aunque sea la primera cita. El problema se suscita en dos ámbitos: el de las amigas reprochadoras y el de los sujetos que creen que después del mentado encuentro uno va a aspirar a casarse con ellos, por lo cual huyen despavoridos.
¿qué estará pasando? ¿por qué todos tan enrollados?
espero sus sabias palabras

Bienamada cibernauta:

Junto con saludarte, el Desorden quisiera felicitarte por ser muestra fiel del espíritu ciudadano que insufla estos tiempos. Usted no sólo se hace leer mediante el diálogo bloguístico, sino que además ha tomado un importante paso hacia la meritocracia de la reproducción. Así es, asignar besitos locos o poquitos más a los interesantes (considerando que lo único interesante en una persona puede ser su belleza o su inteligencia, y que la primera es la otra condición que exiges al momento de girar besitos locos, el Desorden utiliza “interesante” en un sentido análogo a “inteligencia”) es una tendencia que todos debiésemos de aplaudir, incluso tus amigas. Haciendo lo contrario, sólo consiguen dos cosas: delatar que practican la endogamia con la misma porfía con la que asisten a misa los domingos, y, aún peor, amparar un estado de cosas en que los cretinos puedan seguir reproduciéndose. Una crueldad.

También están los que huyen… Usted cree que lo hacen por consideraciones tributarias. El desorden es de la opinión, en cambio, de que simplemente ellos no cuentan la inteligencia entre sus virtudes. El inteligente lee un beso en una primera cita no como un pasado poblado, sino como un futuro provechoso.

Avalando tu conducta, y muchas otras, no sólo validamos tu comportamiento, sino que además lo hacemos nuestro y esperamos ejercitarlo hoy en el estreno en sociedad del Desorden, en donde de antemano, todo comportamiento está validado.

Friday, June 02, 2006

Estimado desorden,
Hace algún tiempo que he estudiado y compartido turno, con algunas personas de la universidad. Bueno lo que pasa es que mi afán por el desenfreno, impulsado por estimulantes como lo son, la música, la oscuridad, y las mujeres, me llevaron a crear una situación muy incomoda y inconveniente.
Siendo un día de desorden, de carrete y de gastos, me vi dañando una amistad muy valorada pero no tan desarrollada como para aguantar esta demostración de insensibilidad que voy a relatar. Lo que pasó fue que de tanto hablar y hablar dejando clara mi carácter masculino y mi preferencia sexual corriente, estando en medio de la pista de baile, llevé mi mano al culo de mi amigo y lo apreté con alguna vehemencia. El me miró con cara de guerra y de ahí todo ha ido mal. Ya no me me habla tanto y hasta evita en disimulado grado algunas interacciones. Sumémosle otro hecho. Una vez en alguna conversación toqué el tema de la homosexualidad y lo miré a los ojos, sobrio y en plena luz del día. El me miró de vuelta sorprendido pero sin echar atrás. Bueno, yo explico mi conducta más que nada a través del afán por el desorden, porque mis preferencias sexuales las tengo claras y marcadas desde siempre.
Espero me validen esto y me ayuden así a poder relacionarme normalmente con
la víctima (¿beneficiado?) del apretón. Otra pregunta ¿procede que aclare mi preferencia sexual o mejor me hago el desentendido?. Qué opina el desorden.

Salutti,

la mano que aprieta




Validación

Querida mano:

El desorden le tiende una amiga y no sólo valida su comportamiento, sino que, en lo que es su rúbrica, va más allá reconociendo en su conducta un claro reflejo de premisas morales encomiables de cuya estabilidad depende el conjunto de condiciones que conforman aquello que los conservadores imprecan como relativismo y los desordenados designan como pluralismo.

Vamos por parte, el Desorden una y otra vez (al respecto vid. El Desorden et al: Neo-machismo-especial y; Pubertad Garantista. Abril 2006) ha calificado de pueril y fatuo el elitismo proveniente de la adscripción de una categoría sexual. Interpretar erróneamente un acto de juerga como manifestación de la orientación sexual es una cosa, mirar feo como consecuencia de ello, otra. Lo segundo implica un juicio de valor, un “tu conducta no me gusta y la mía es mejor”. El Comisario ya lo dijo: toda forma de paternalismo inconsciente está proscrita en esta comarca.

En segundo lugar, no es un secreto que el desorden tiene un marcado corte progresista y por tanto no es partidario de establecer property rights (derechos de exclusividad) sobre entidades en principio no susceptibles de valoración económica como el poto. Rechazamos de plano entonces las reticencias que se amparan en versiones del acudido pero irrelevante argumento que protesta “este potito es mío, es mío doctor, la inyección, no, no, no.” De que este sea un objeto tangible (bien lo ha demostrado el solicitante) no se sigue que su propietario tenga derecho a monopolizar su uso y goce.

Ahora, y como usted pareciera ser una mano sensible, ¿cómo recuperar su incipiente amistad? ¿debe Ud. aclararle su preferencia sexual? El Desorden es de la opinión que, hoy por hoy, esta sociedad pluralista y cosmopolita está ya preparada para tendencias sexuales rupturistas (que ya no saben romper) y novedosas (no-vedosas o no-vedadas). No se deje llevar por las mayorías. Que no le importe lo que la gente vaya a decir de usted: que tiene mal gusto, que no sabe vestir o que es poco sensible. Tráguese la vergüenza, abra la boca y dígalo con cada una de sus letras: SOY HETEROSEXUAL, aunque cueste. Lo sabemos: no va a lograr con esta tendencia acaparar la atención de las masas, conseguir portadas de revistas, ni alcanzar premios por su vestuario, pero que la verdad vaya por delante y no por atrás como UD mano) Si su amigo no es capaz de aceptarlo como tal, déjelo ir. Su tiempo es digno de mejores causas, como por ejemplo, pensar qué canción quiere usted escuchar en la única fiesta del Desorden que goza de carácter incancelable. Mándenos su sugerencia.

Sin otro particular, y con la derecha, le saluda,

El Desorden.

Monday, May 08, 2006

Estimado desorden,

Me pillaron.

El mundo es un pañuelo. Todo, todo, pero todo, finalmente sale a la luz; y en mi caso, lamentablemente, a la pública. No importa los resguardos que tomes, todo se sabe.
La historia comenzó hace menos de un año, cuando una nueva vecina tocó mi puerta para pedir una tasita de azúcar. Ella recién llegaba al edificio, y venia a vivir sola luego de una reciente separación. En el trajín de la mudanza- y quién sabe si fruto de la pena que demostraban sus gestos y su hermoso cuerpo-, olvidó embalar varias cosas, dentro de ellas, el azúcar. Nunca he podido resistir la mirada de una mujer apenada. Siento el deber de consolarlas, protegerlas, y si me lo permiten, abrazarlas. No pude resistir el dolor en su mirada. No fui capaz de ofrecer tan solo una tasa de azúcar; ella necesitaba algo más, quizás, un poco de compañía, que aceptó encantada.
Con el tiempo, las visitas al departamento de mi desdichada vecina aumentaron tanto en frecuencia, como en intensidad. Mala suerte la mía, justo la conocí cuando mi pareja de ese entonces estaba embarazada y a pocos meses de parir. Procuré esconder mis deseos por la vecina; creo que mi mujer nunca sospechó nada. Ahora, quién sabe, dicen que las mujeres se huelen entre ellas
Me convencí, en pos del embarazo de mi pareja y por el hijo que estaba por nacer, a terminar (o al menos suspender) mis contactos con la vecina. La experiencia nos muestra que la auto exigencia se cumple, pero a medias; reduje significativamente mis contactos con ella. Decidí resolver este triángulo amoroso una vez que naciera el crío.
Finalmente mi hijo nació. Tome una difícil decisión.
Terminé con mi pareja, argumentando que el amor entre nosotros se había apagado. No pareció necesario mencionar a aquella otra mujer que comenzó a ocupar un lugar en mi corazón. Nunca es necesario. La omití, no por cobardía, sino por el bien de mí, ahora, expareja; no quería causarle más dolor que el de mi pérdida. Hace un mes y medio de todo lo ocurrido, mi vida se convirtió en un desastre.
Terminada mi relación, no podía mostrarme públicamente con nuevas parejas; decidimos, acertadamente, vernos a escondidas. Pasaron unos días y, cansados de andar ocultándonos del mundo como si lo nuestro fuera un crimen nefando, decidimos ir de viaje. Destino: Buenos Aires. Tomamos todos los resguardos para que nadie supiera que nos arrancábamos. Sin embargo, como dije en un comienzo, Chile es chico y su gente observadora y chaquetera.
Ahora resulta que los medios me atacan constantemente. Reprochan el hecho de haber terminado con mi ex al poco tiempo de haber tenido un hijo, y el no haberme demorado nada en encontrar una nueva pareja. El típico reproche por no haber respetado el luto que corresponde luego de romper una relación (tropa de moralistas, acaso la obligación de fidelidad tiene alcances que van más allá del tiempo que efectivamente dura la relación).
En mi humilde opinión, considero fui valiente. Me enamoré de otra mujer; impulso irrefrenable. Tomé una difícil decisión; deje de ver-con el dolor del alma-a mi pareja de ese entonces, sabiendo que mi hijo sufriría las consecuencias de esta ruptura. Todo por amor. Qué importan los convencionalismos o la moralidad de masas. Mi posición es pro-amor. Lucho y sufro por mi nuevo amor. Todo esto, parece nadie lo ve.
La reciente decisión de retirarme del show business, o al menos del show de la televisión, a dado pie para que periodistas, opinólogos y mutantes, llenen su boca de oprobios a mi persona. De esa selecta masa, ustedes han sido los que mejor me han tratado (me refiero a su artículo “No Habrá Cesar en Julio”, en la sección farándula). Por eso, siento que compartimos cierta sensibilidad.
Acudo a ustedes en busca de comprensión, para que validen mi comportamiento ante el mundo y me ayuden a salir del hoyo al que me han metido.
De antemano, muchas gracias

Julio César Rodríguez.

Don Julio,

Según el Desorden, usted no debe preocuparse, al menos por dos razones. La primera y menos importante, es que no habrá César en julio. La segunda y que atañe a nuestra labor, es que su comportamiento viene de antemano validado. Veamos el por qué.

Como usted muy bien sabe, la sociedad occidental, heredera de la tradición cultural judeo-cristiana, venera ciertos valores fácilmente distinguibles en el diario vivir. Uno de esos valores es el del amor. Ya nos decía San Pablo en su Evangelio, brillantemente musicalizado: “si yo no tengo amor, yo nada soy Señor”. Esta premisa, que caracteriza ya no sólo a católicos o cristianos sino a todo ser que pretenda una vida feliz, es fácilmente desvinculable de cualquiera fundamentación metafísica y es propia de proyectos de vida tan disímiles como el suyo o como el nuestro.
La nueva legislación matrimonial, porqué no decirlo, avala también esta posición y garantiza el derecho a rehacer la vida marital con quién nuestro corazón ordene y en el momento que lo decidamos. Una vez tomada la determinación de abandonar la vida en conjunto, cesan las obligaciones maritales, como las de cohabitar o de auxiliarse mutuamente.
Así las cosas, nos parece que aquel luto del que usted habla es sólo aconsejable en aquellos casos que tenían lugar antes del uso de las pruebas de ADN, es decir, cuando, por problemas de dificultades en la determinación de la paternidad, la mujer no podía rehacer su vida marital sino transcurridos los ciento ochenta días (9 meses)desde terminado su matrimonio. El Estado, en estos casos, suponía como padre a quien fuera el marido de la mujer al momento de la concepción del vástago. Vamos a convenir ahora en que esta regla era perfectamente plausible, e incluso, preferible cuando la elucidación de la paternidad se hacía a través de una regla muy simple, cuál es, dime con quién estás casada y te diré de quién es tu hijo.
Nos parece además, que el comportamiento que Usted nos describe dista de ser reprobable, acercándose más bien a la rectitud y a las buenas costumbres que a la inmoralidad o al libertinaje que se puede observar a diario en los medios de comunicación nacionales e internacionales, puesto que su voluntad ha sido la de un buena padre de familia, honrado y generoso y la de una marido, que si bien no honró el nombre de su mujer en todo momento, procuró el menor de los daños en la búsqueda del amor, ese mismo que seguramente hizo que en un primer momento amara (y se casara con) su ex-mujer.
“Si la represión ha sido, de hecho, el nexo fundamental entre el poder, el conocimiento y la sexualidad desde la época clásica" como nos grita el pensador francés Michell Foucault, "parece razonable que no seamos capaces de liberarnos de ella, excepto a un altísimo costo”. Un costo que Usted, señor Rodríguez, ha tenido a bien pagar por todos nosotros. Será mejor, entonces, agradecerle.
Además señor, aquel que esté libre de pecados, que lance la primera copucha. El desorden la lanza por usted, leános.

Wednesday, May 03, 2006

validamos cualquier comportamiento

Escribieron:
Por favor validar mi comportamiento, gracias


6:30 AM del “reloj inglés” y siento el llamado de ellas
(hojuélas), de él, mi preciado
y querido plato de cereales (Fitness es la marca que escogí para cuidar mi
línea esbelta y saludable). Mis ojos se ven imposibilitados de permanecer en
la posición en que se encontraban durante las horas anteriores al ya
mencionado llamado. ¿Será ansiedad, será pasión, locura o simplemente una
manifestación de mi hiperdisciplina que se manifiesta inconcientemente
haciéndome quedar y sentir como una loca guatona buena pal cereal? Tengo mis
dudas al respecto, me parece curioso no poder prescindir de ellos y siempre
necesitarlos a la misma hora y cada uno de los días que conforman mi semana
y la tuya. Me encantaría que Tú, Desorden, dieras tu opinión al respecto
siendo lo más sincero posible. Lo único que te pediría, es que si me quieres
recomendar asesoría psiquiátrica lo hagas personal y confidencialmente. No
quiero estar en boca de gente común, normal y por que no, sana, que no
entiende a personas como nosotros, genios ansiosos, atormentados por cosas
tan pequeñas como un plato de cereales debido a nuestra sensibilidad fina y
aguda que nos posibilita despertarnos, desesperarnos y por que no
angustiarnos por un delicioso bocadillo matutino.
Esperando con la misma ansiedad que mañana a las 6:30 mi cuerpo ascenderá de
la cama para dirigirse a la cocina, me despido con mucho alivio,

Srta. Hojuela

( léase y quiérase al cereal como un amigo incondicional)

se dijo al respecto:
Señorita:

Si bien su conducta, a primera vista, merece reparo alguno, algún semi-agudo observador podrá advertir que su extraña adicción a hojuelas dietéticas permite vaticinar un futuro no muy alegre. Este observador, un auténtico El Desorden wannabe, anticipará que si su comportamiento actual ya presenta evidencias obsesivas-compulsivas tan marcadas, nada le impide en el día de mañana estrellar su van Chrysler contra otro conductor, golpear histéricamente a sus hijos, o, atentar contra la integridad de su cuero cabelludo. El Desorden, siempre premunido de una visión prístina de la realidad social, fija su atención no en lo evidente, sino más bien en lo otro, y en todo su contrario.

Quien hace del cereal fitness su hojuela favorita es preso irremediable de dos fuerzas sociales aparentemente antagónicas. Por una parte, como declara la srta. Hojuelas, las presiones que posa sobre ella nuestra sociedad no pasan inadvertidas, debe mantener su línea esbelta, no puede engullir cualquier hojuela, sino aquella que se aviene con la prescripción masculina mayoritaria. Por la otra, su voracidad incontenible (recuerde querido lector, que ella, mal que mal, es otra hija de Eva), la escupe cada día de la cama, necesitada de triturar algo entre sus mandíbulas. Perdida entre estas dos fuerzas, cuál náufrago abatido por feroz oleaje, esto no puede llevar a la srta. Hojuelas sino a buscar regularidades allí donde otros sólo ven el tedio: en la rutina y en su disciplina protestante. Se aferra a ella como creyente a su cruz, y el Desorden le recomienda ser igual de testarudo que estos últimos al momento de que alguien intente hacerla entrar en razón.

La finura de su sensibilidad la hace víctima de presiones que otros no advierten, y por lo mismo, no comparten. De parte de aquellos que hacemos nuestras sus aprehensiones, le agradecemos su preocupación y validamos, en todo y en parte, su nutritivo comportamiento.